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Episodio 38: The Power of the Volcano (La fuerza del volcán)

Por Duolingo el miércoles 23 de febrero del 2022

En este episodio, dos personas cuyas vidas fueron cambiadas por los volcanes.

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Transcripción

Diana: Era el 18 de mayo de 1980. Austin Jenkins tenía seis años y estaba de excursión con su colegio. Él y sus compañeros de clase dormían en un campamento a varias horas de la casa de Austin en el estado de Washington.

Austin: I loved being at the camp! We walked through the forest, slept in cabins, identified plants and animals, and played games outside. It was my first time sleeping away from home without my parents, but I was having a great time.

Diana: La última mañana del campamento, Austin regresó a su cabaña para doblar su saco de dormir y hacer su maleta. Escribió sobre lo que sucedió a continuación en su diario, o journal.

Austin: “First, I heard three booms.” I wrote in my journal. “Then, it became dark. When I looked out the window, I saw a big black cloud.” I didn’t know what was happening.

Diana: Welcome, bienvenidos y bienvenidas a “Relatos en inglés”, un podcast de Duolingo. Soy Diana Gameros. En cada episodio podrás practicar inglés a tu propio ritmo, escuchando historias reales y fascinantes, contadas por las personas que las vivieron.

Los protagonistas hablan en un inglés sencillo y fácil de entender para quienes están aprendiendo el idioma. En cada capítulo, yo te acompañaré, para asegurarme de que entiendas todo.

En el episodio de hoy, dos historias de personas cuyas vidas fueron cambiadas a causa de los volcanes.

Diana: El campamento al que fue Austin estaba al lado de un río, a unos treinta kilómetros de un volcán llamado monte Saint Helens. Es uno de varios volcanes que son mayormente inactivos en el noroeste de los Estados Unidos. Pero hubo algunas pequeñas erupciones del monte en los meses previos al viaje de Austin, por lo que el gobernador decretó una zona restringida de ocho kilómetros a su alrededor. El campamento estaba fuera de esa zona.

Austin: We went to the camp in several different vehicles. The road to get into the camp was long, and it went through a forest. But after a long drive, we finally arrived!

Diana: Había unos treinta niños en el viaje, además de profesores y otros adultos. Cuando llegaron, todos los niños se reunieron para enterarse de cómo funcionaban las cosas en el campamento. Primero les explicaron sobre el comedor, y luego sobre qué hacer en una emergencia.

Austin: I listened carefully. The camp staff said if there was an emergency, we were going to hear an alarm. And then we should all meet in a big field. I thought, “Could there really be an emergency?”

Diana: Por si acaso, Austin memorizó el plan de emergencia. Y después, ¡empezó la diversión!

Austin: Each day at the camp, we explored the woods nearby. The trees were so tall and old! I collected leaves, and drew pictures of the different plants and animals I saw. On that last day, we woke up to a bright sunny morning and ate breakfast. Then we went back to our cabins to pack our bags.

Diana: Usando el vocabulario de un niño de seis años, Austin escribió su experiencia en su diario.

Austin: “First, I heard three booms. Then my teacher said, ‘Look up.’ In the sky, there was a big cloud that looked like a tornado.”

Diana: El monte Saint Helens había entrado en erupción lanzando por los aires toda la cima de la montaña. La explosión fue enorme, mucho, mucho más grande de lo que nadie había anticipado. La ceniza, o ash, se elevó veinticuatro kilómetros en el aire y pronto, comenzó a caer desde el cielo como lluvia. Y ahí sonó la campana de alarma en el campamento.

Austin: Everyone ran to the field, and one of the parents said, “Don’t panic, we’ll be OK.” But then we realized ash and rocks were falling from the sky. It wasn’t safe to be outside. So, we returned to the cabins.

Diana: Después de un tiempo, los adultos les dijeron a los estudiantes que se iban a ir y que se subieran a cualquier automóvil.

Austin: I don’t remember being afraid or nervous, but I knew I needed to follow instructions and hurry as fast as I could. So I jumped into a van. But when we started driving, we had to go very, very slow. The road out of the camp was very narrow. And it was so dark that when I put my hand in front of my face, I couldn’t see it.

Diana: Austin trató de concentrarse en mirar la carretera a través del parabrisas, o windshield.

Austin: Some kids were scared and crying, but I just paid attention to the road. It was hard to see through all of the ash on the windshield. Our driver tried to concentrate and told us that we couldn’t stop to go to the bathroom.

Diana: Uno de los coches que transportaba a los estudiantes se averió, a causa de la ceniza en el motor. Otro coche se salió de la carretera. Eventualmente, todos se reunieron en una iglesia en un pueblo cercano.

Austin: Eventually, we arrived at a church in a little town. We went inside, and the adults gave us crayons and paper. They wanted us to be calm while they talked about what to do next. The road was very dangerous, so they didn’t know if we should continue driving.

Diana: Los adultos se preguntaron si inhalar la ceniza les enfermaría a todos, o si habría ríos de lava. ¿Serían intransitables las carreteras? Pero la única alternativa era quedarse, así que decidieron seguir conduciendo. Hicieron máscaras con sábanas viejas empapadas en agua, para tratar de evitar que los niños respiraran las cenizas.

Austin: After each vehicle left, the next vehicle waited five minutes to give the other cars time to get ahead. It was still dark, and the drivers didn’t want to hit another vehicle. But an accident happened anyway. Someone driving a truck was going too fast. The driver couldn’t see well because of all the ash, so they hit one of the cars.

Diana: Afortunadamente, nadie salió herido. Pero el grupo se detuvo en la siguiente ciudad, en una estación de bomberos, para decidir si continuaban rumbo a casa.

Austin: At the fire station, we stopped to rest. I remember that I ate lots of slices of white bread — with a lot of butter! At home, I wasn’t allowed to do that, so it was really exciting — even though we were running away from a volcanic eruption!

Diana: Después de muchas horas de manejar en la oscuridad por carreteras resbaladizas, los coches finalmente dejaron atrás la gran nube de ceniza.

Austin: When we finally drove out of the ash, the sky was bright and clear again. My teachers were very happy because they knew that we were going to be okay.

Diana: Cuando regresaron a la escuela, sus familias estaban esperando en el estacionamiento. Había cámaras de televisión. Austin estaba emocionado de que toda esa multitud estuviera allí para verlos.

Austin: My parents and my brother were waiting for me in the parking lot. They said, “It sounds like you had an adventure! We’re glad you’re home.” But I was more excited to see the news reporters with their cameras. I wondered if I might be on TV! Before I went home, we took ash off of the cars and put it into plastic bags. We wanted to take it with us to remember that day.

Diana: Cuando finalmente llegó a casa, a Austin sus papás le permitieron quedarse levantado hasta más tarde de lo normal para ver las noticias de las once de la noche, porque iba a salir la erupción del monte Saint Helens.

Austin: On the news that night, the reporters were talking about the eruption. They were very close to the volcano, so they could tell people what was actually happening. I realized that while my classmates and I were running away from the eruption, the reporters went towards it. That seemed really brave, and in that moment, I decided I wanted to be a reporter too.

Diana: La erupción del monte Saint Helens fue uno de los peores desastres naturales en la historia de Estados Unidos. Cincuenta y siete personas murieron ese día. Afortunadamente, Austin y sus compañeros de clase no estaban entre ellos. Pero para Austin, la experiencia cambió su vida: terminó siendo periodista.

Austin: I have reported stories about natural disasters like floods, tornadoes, and fires, but never another volcanic eruption. I did report at Mount Saint Helens on the anniversary of the eruption, though. And even today, I still have a jar of volcanic ash on my desk at work.

Diana: Para Austin, huir de una erupción volcánica cuando tenía seis años le ayudó a elegir una carrera. Para Tom Pohaku Stone, pasar tiempo en los volcanes le ayudó a conectarse con sus antepasados.

Tom es nativo de Hawái y practica holua. Se trata de un deporte tradicional en el que uno se desliza, o slide down, sobre los volcanes usando un trineo. Hawái tiene ocho islas, todas creadas por actividad volcánica submarina. Tom aprendió sobre holua por su abuelo.

Tom: When I was a child, my grandfather told me stories about holua, or how to slide down volcanoes. He took me to small hills where we could slide down on big leaves. I also learned how to jump from tree to tree, which was like learning how to fly.

Diana: Pero después de la muerte del abuelo de Tom, él dejó de practicar holua. Se dedicó al surf, otro deporte que se originó en Hawái. Luego, en 1993, cuando Tom tenía cuarenta y dos años, volvió a acordarse del holua.

Tom: I was going to college at the University of Hawai’i-Manoa. I needed to do a research project on Native Hawaiian traditions, but I didn’t know what to choose. First I thought, maybe surfing? Then one night, I had a dream about my grandfather. I realized, “I’ll do my project on holua!” But when I started my research, I couldn’t find any information.

Diana: La gente ha vivido en Hawái durante miles de años y hasta finales del siglo XIX, las islas eran una nación independiente, con sus propios reyes. Pero después de que el gobierno de los Estados Unidos ayudó a acabar con la monarquía en 1893, muchas tradiciones culturales se perdieron, como el holua.

Tom: My grandfather knew a lot of the old traditions because he still remembered the time when Hawaii was an independent nation. But when I started researching holua for my project, I couldn’t find any information. I asked my Hawaiian culture and language professors, but even they did not know what holua was.

Diana: Para el proyecto, Tom quería construir el trineo, o sled, que se usa para deslizarse por un volcán. Se llama papaholua en hawaiano.

Tom: I knew about papaholua from my grandfather. But I didn’t know how to build it, and I couldn’t find anyone else who knew either. So, I had to guess how to make the sled.

Diana: Tom sabía que no tenía clavos ni pegamento, solo cuerda, o rope, hecha de la fibra de coco para sujetar el trineo.

Tom: Every night in my dreams, I saw my grandfather and my other ancestors, and they helped me understand how to make the sled. My uncle cut the wooden pieces for the sled, then I tied them together with a friend. In Hawaii, we believe that men and women have a spiritual connection. It’s symbolic for a man and a woman to create something together, so I asked a female friend to help me build the sled. The experience made me feel more connected to her.

Diana: Una vez que Tom terminó el trineo, se dirigió a una colina en el extremo norte de la isla Hawái, la más grande de las islas. Tom se puso un malo, la ropa tradicional hawaiana para hombres. Y dijo una bendición, o blessing.

Tom: It was a very sunny day. I chose that hill because it’s special to the Hawaiian people. I said a blessing, and then I walked up the hill. It was covered in short, dry grass, and the ground was hard. Those were perfect conditions for holua. Then I laid down on my stomach on the sled. Even though I was going slowly, the ride only took about ten seconds.

Diana: Cuando Tom llegó abajo de la colina, era una persona diferente. A través de holua, sintió una nueva conexión espiritual con su cultura, con Hawái, los volcanes y sus antepasados. Y sabía que necesitaba mantener viva esta parte de la cultura de su pueblo.

Tom: That day changed my life. I felt a spiritual connection with the holua and my Hawaiian culture. And I got a good grade on my holua project! But after that experience, holua became more important to me than just a school research project. I knew that I needed to continue doing it.

Diana: Tom decidió que quería intentar el holua en pendientes más grandes. Sabía que sus antepasados ​​habían construido largas pistas, o courses, de holua en muchos de los volcanes de las islas.

Tom: But when I started researching the original holua courses, there was very little information — just like when I was building the sled. There was nothing in books or museums. But then, I remembered traditional songs my grandfather taught me.

Diana: Tom se dio cuenta de que algunas de las canciones tradicionales de Hawái incluían historias sobre holua. Finalmente, encontró algunas grabaciones antiguas que le ayudaron a encontrar las ubicaciones de las pistas originales de holua. Muchas de las canciones hablaban de canoas, o canoes.

Tom: I started to find courses on all the islands of Hawaii. In total, I found 47. I also started to think about why holua was invented thousands of years ago. People came to Hawaii in huge canoes, and canoes continued to be an important part of Hawaiian culture for centuries. They needed huge trees to make the canoes, so holua was probably a way to move the trees down the volcano easily.

Diana: Tom dice que con el tiempo el holua se convirtió no solo en una forma de mover árboles, sino en un deporte.

Tom: Holua became a sport, but it was also a spiritual practice. It was a way to honor the goddess of fire and volcano, Pele. If you honored her, she protected you. For me, holua is a fun sport, but it’s also a way for me to honor Pele.

Diana: Tom descubrió recorridos de holua olvidados en todas las islas, y los fue recorriendo todos. Una de sus experiencias más memorables fue en una pista llamada “Ka’ena Point”.

Tom: The Ka’ena Point course is 200 meters long today. It used to be even longer, but now at the bottom of the hill, there’s a cliff. Below the cliff, there are only rocks. So I knew if my sled went off the cliff, I could be hurt — I could even die!

Diana: Tom decidió intentar Ka’ena Point en 1995.

Tom: I knew it was dangerous, but I was confident that I could do it. I walked up the volcano with my sled. When I started sledding down, I could see the ocean far away. Then I started to go faster — I was traveling probably over 100 kilometers an hour. The ocean was getting closer and closer.

Diana: Tom sabía que se precipitaba hacia el acantilado, y rápido. Necesitaba encontrar una manera de bajarse del trineo antes de caer al vacío.

Tom: At the last minute, just before the cliff, I let go of the sled. It flew into the air, but I landed on the ground. I was alive!

Diana: Para Tom, sobrevivir a Ka’ena Point fue una prueba más de que estaba destinado a practicar holua, por muy peligroso que fuera. A lo largo de los años, Tom ha sufrido muchas, muchas lesiones por holua.

Tom: I have hurt myself many times while doing holua, but it doesn’t stop me. I always keep going. Because it makes me stronger and ready to deal with the difficulties that Hawaiian people experience today. And that’s why I keep going.

Diana: Tom tiene ahora setenta años y no tiene planes de dejar de practicar holua. Una parte importante de la relación de Tom con el holua es enseñarle a otras personas sobre cómo mantener viva esa tradición. Entonces, construyó una pista cerca de un resort para que los principiantes aprendan.

Tom: The course I made is 90 meters long and it has a lot of rocks. I’ve taught Hawaiians and non-Hawaiians. Holua is an opportunity to connect Hawaiian people to their traditions, but it’s also a way to teach others how important volcanoes are in Hawaiian culture. I’ve taught thousands of kids, and they love it. They don’t mind getting hurt sometimes. They just want to keep doing it. I want them to continue the tradition so that holua is never lost again.

Diana: Tom Pohaku Stone vive en la costa norte de la isla de O’ahu. Ya sea surfeando volcanes u océanos, está manteniendo vivas sus tradiciones culturales y enseñándolas a las nuevas generaciones.

Nuestro primer narrador, Austin Jenkins, es un periodista que informa sobre política para Northwest News Network.

Este episodio fue producido por Tressa Versteeg, una periodista y productora radicada en Maine.

Gracias por haber escuchado “Relatos en inglés”. Nos encantaría saber qué te pareció este episodio. Puedes enviarnos un correo electrónico a podcast@duolingo.com, o también puedes enviarnos un mensaje de audio por WhatsApp al +1-703-953-93-69.

“Relatos en inglés” es una producción de Duolingo y Adonde Media. Puedes seguirnos en Spotify o tu plataforma preferida. Yo soy Diana Gameros. Thank you for listening!

Créditos

Este episodio es una producción de Duolingo y Adonde Media.

Narradores y protagonistas: Austin Jenkins y Tom Pohaku Stone
Escritora del guión: Tressa Versteeg
Editora de transcripción: Stephanie Joyce
Mezclado por: Daniel Murcia
Diseño de sonido: Daniel Murcia
Ingeniero en masterización: David De Luca
Gerente editorial: David Alandete
Productora asistente: Caro Rolando
Gerente de producción: Román Frontini
Productora ejecutiva: Martina Castro