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Episodio 31: Under the Sea (Bajo del mar)

Por Duolingo el miércoles 10 de noviembre del 2021

En este episodio, dos historias de personas que exploran el mundo debajo del mar.

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Transcripción

Diana: En primavera de 2001, la exploradora Jill Heinerth estaba en un barco muy cerca de la Antártida. Ella se dedicaba al buceo, o scuba diving. Y lo iba a practicar, no sólo en medio del océano… sino dentro de una cueva, o cave. Que a su vez, estaba dentro de un iceberg. Pero lo cierto es que casi no logra salir con vida…

Jill: My team and I were near the coast of Antarctica. We were exploring an iceberg the size of a small country when we saw a possible cave. We grabbed our cameras and scuba diving equipment…and we started to dive down. But we had no idea where this cave was going to lead us.

Diana: Dentro de la cueva estaba oscuro, como si fuera noche cerrada, por lo que tuvieron que encender sus linternas para poder ver. Y el agua estaba helada, como un granizado que estuviera a punto de convertirse en hielo.

Jill: As we were swimming, we heard a loud noise… We turned around and saw that the entrance of the cave was gone! A piece of the iceberg fell and blocked the entrance. We couldn’t get out of the cave!

Diana: Welcome, bienvenidos y bienvenidas a “Relatos en inglés”, un podcast de Duolingo. Soy Diana Gameros. En cada episodio podrás practicar inglés a tu propio ritmo, escuchando historias reales y fascinantes contadas por las personas que las vivieron.

Los protagonistas hablan en un inglés sencillo y fácil de entender para quienes están aprendiendo el idioma. En cada capítulo, yo te acompañaré, para asegurarme de que entiendas todo.

Hoy, dos historias de personas que navegan por el mundo debajo del océano.

Diana: Jill Heinerth no siempre tuvo claro que quería ser buceadora. Pero mientras estudiaba Bellas Artes en la universidad en Toronto, Canadá, decidió tomar una clase de buceo por diversión. Rápidamente se convirtió en su obsesión… y cuando se graduó de la universidad, ya pasaba todo su tiempo libre buceando.

Jill: I loved it! I worked during the day and taught scuba diving lessons at night and on the weekends. But I started to realize that I was spending a lot of my time doing it — and I enjoyed it much more than my full-time job.

Diana: En ese momento, Jill tenía su propia agencia de publicidad en Toronto. Le iba bien, pero para ella no era tan apasionante como bucear.

Jill: I was 25 years old and I already had a successful business, but I decided to quit and become a professional diver. It was the bravest decision of my whole life. My parents thought I was crazy! They didn’t understand how someone could have a career as a scuba diver. I planned to teach diving lessons to make money. But eventually, I wanted to take underwater photographs. It was scary, but I really loved diving, and I had to try to make it work.

Diana: A medida que pasaban los años, y ganaba experiencia, Jill comenzó a aceptar proyectos de buceo cada vez más interesantes. Se sumergió en cenotes, un tipo de sumidero en México, en manantiales del desierto del Sahara y en el sistema de cuevas submarinas más largo de Canadá. Pero había un lugar en el que nadie había buceado antes y que ella quería explorar: el interior de un iceberg.

Jill: I really wanted to do a story with National Geographic Magazine about icebergs in Antarctica. I was so fascinated by that place. I didn’t know a lot about diving inside icebergs — in fact, no one did! I wanted to be the first person to explore that unknown world.

Diana: La verdad es que Jill ni siquiera estaba segura de que fuera posible bucear en cuevas dentro de un iceberg. Pero como exploradora, sentía que debía intentarlo.

Jill: Suddenly, on the news…

Reportero: “A crack more than 120 miles long…”

Jill: …there were reports that the largest iceberg in history broke away from Antarctica.

Reportero: “Scientists are calling it the largest iceberg in the world.”

Jill: The iceberg was like an island. And I knew that it probably had caves to explore! So, National Geographic agreed to send us to Antarctica. We hoped to dive inside the iceberg and film it, so that the world could see it too.

Diana: Jill y un pequeño equipo volaron a Nueva Zelanda en enero de 2001. Allí, tomaron un buque rumbo al sur, durante doce días, surcando las aguas más agitadas de su vida. Al acercarse al iceberg, debían tener mucho cuidado para no golpear los trozos de hielo que se habían desprendido.

Jill: When we finally saw the iceberg, we couldn’t believe it. Above the water, the iceberg was 60 meters tall, but it was 7 times bigger under the water! And it was many, many kilometers long — it was literally the size of Jamaica! I felt so small next to that iceberg. I felt like I wasn’t even on the same planet anymore.

Diana: Jill estaba hipnotizada por el iceberg. De cerca, pudo ver que no era como los cubitos de hielo en su congelador, todos de una textura. El iceberg tenía capas, o layers.

Jill: The iceberg had so many different, colorful layers. Each layer was made of snow from a whole year. It was like looking at a time capsule.

Diana: La tripulación tenía un pequeño helicóptero para buscar grietas que pudieran conducir a una cueva submarina. Finalmente, encontraron uno que podían explorar. Así que, se montaron en un bote, y se acercaron al iceberg.

Jill: When we jumped in the water, the cold was shocking. It was the coldest water I’ve ever felt. But we started diving down, and we noticed marine life swimming around us, including many colorful fish. After diving for a few minutes, we saw the entrance to the cave and we swam inside.

Diana: Jill y su equipo estaban más de treinta metros por debajo de la superficie. Estaba oscuro, la única luz era la de sus linternas. Había muchas criaturas marinas, de muchos colores, cerca del iceberg… peces, esponjas, gusanos submarinos… Todo un ecosistema que nadie había observado antes.

Jill: The entrance to the cave was wide. But after I entered, it became more narrow, and the tunnel had lots of turns. While I was swimming, little creatures that looked like spiders kept falling and landing on my shoulder. I felt like I was in a horror movie!

Diana: Jill y sus compañeros de buceo siguieron adentrándose más en la cueva, nadando con la corriente, o current. Entonces, de repente, escuchó un ruido muy fuerte que hizo vibrar todo su cuerpo…

Jill: I turned around and started swimming back to the entrance, against the current. When I arrived, there were giant pieces of ice blocking the entrance. We needed to get out of the cold water soon. But I wasn’t going to panic. That’s one of the first rules from my dive training: if you panic, you’ll die.

Diana: Necesitaban encontrar otra salida. Así que probaron un pasadizo tras otro, tratando de escapar. Finalmente, después de quince minutos, vieron una fisura.

Jill: I slowly started swimming back to the boat. When I got there, my colleagues were extremely happy. After they pulled me onto the boat, they told me they thought we were dead. They explained that a huge piece of ice fell after we entered the cave. That caused huge waves to crash into the boat. They were so strong that some of my colleagues almost fell into the water. It was really dangerous, so they thought it was probably more dangerous below the water. That’s when I realized that I was lucky to be alive.

Diana: Aun después de esa experiencia, Jill no estaba lista para irse. Estaba en la Antártida, haciendo algo que nadie había hecho antes. Creía que tenía la responsabilidad de obtener tanta información como le fuera posible. Así que decidió lanzarse al agua de nuevo, pero en una parte distinta de la cueva.

Jill: As I was swimming around in the cave, I felt like an astronaut on another planet. It was such an incredible feeling to explore that unknown place and capture it on video. We swam deeper into the cave because we didn’t know what we were going to find. But as I swam deeper and deeper inside, I kept feeling this strong current pushing me. I started to worry, so I decided it was time to go back. But at that point, the current became even stronger…

Diana: Mientras Jill y su equipo intentaban volver sobre sus propios pasos, estaban luchando contra una corriente que se sentía más fuerte a cada minuto.

Jill: It took a long time to get back to the cave’s entrance. The current was so strong, but we fought and fought, and finally, after three hours, we got out of the water. When I got onto the boat, I remember saying, “The cave tried to keep us today.”

Diana: A pesar de vivir otra experiencia cercana a la muerte en el mismo día, Jill estaba lista para seguir buceando. El sistema de cuevas era enorme, había mucho más que explorar, y no les quedaba mucho tiempo de misión. Entonces, ella y el equipo pactaron descender por última vez. Pero cuando ella y unos compañeros se sentaron a cenar, escucharon gritos desde la cubierta…

Jill: The part of the iceberg that we explored was breaking and falling into the water. We were in the cave only hours before it was completely gone. I was in shock!

Diana: Jill sabía que habían tenido suerte. Afortunadamente, no tuvo que tomar una decisión sobre si debía arriesgarse para volver al agua. El equipo no tuvo tiempo de encontrar otra cueva para explorar antes de que el barco tuviera que regresar a Nueva Zelanda. Entonces, empacaron sus cosas y se fueron.

Jill: I was sad that the diving was over, but so grateful to be alive. Diving inside an iceberg was a rare and amazing experience. Not many people have the opportunity to explore a place where no one has ever been before. I’ve done a lot of diving in my life, but that experience has a very special place in my heart. It made me feel so small, and it helped me remember that we live on a wild and incredible planet. It’s a very inspiring feeling.

Diana: Dentro de aquel iceberg en la Antártida, Jill Heinerth descubrió un mundo que nadie había visto ni volverá a ver. Esto le hizo apreciar las maravillas del océano de una forma totalmente nueva. A Zandi Ndhlovu, entrar al océano y ver todo lo que vive en su interior la ha hecho apreciar su vida, especialmente en el momento en que más lo ha necesitado.

Antes de entrar en su historia, una nota rápida sobre el acento de Zandi. Es de Sudáfrica, por lo que notarás que no pronuncia la “r” en el medio de algunas palabras: “I’d always wanted to snorkel”. Tampoco suele pronunciar la “r” al final de las palabras: “I jumped in the water”.

Diana: Ahora, volvamos a nuestra historia.

Zandi: I grew up in Soweto, a community in the city of Johannesburg, which is the capital of South Africa. The closest beach was six hours from my town. I was 12 years old when I stepped into the ocean for the first time.

Diana: Zandi dice que muchas personas negras en Sudáfrica le temen al océano por razones históricas, incluida la trata de esclavos por mar. Además, está el apartheid, que era un sistema de segregación racial que discriminaba a los ciudadanos de raza negra. Durante décadas, a los sudafricanos negros se les negó la igualdad de derechos y el acceso a muchos lugares, incluidas las playas. Como resultado, el miedo al mar se transmitió de generación en generación. La madre de Zandi siempre les recordaba a ella y a sus hermanos que se quedaran en zonas de poca profundidad.

Zandi: Black South Africans generally did not have access to the ocean as a place to relax and have fun. My mother always made sure that the water did not go past our ankles. We were told there were snakes in the sea, and if we went swimming, the white waters would take us away…

Diana: Zandi tuvo su primera experiencia nadando en la escuela. No le fue muy bien.

Zandi: My classmate knew how to swim, so the plan was to ride on her back across the pool. But when we got to the deep part of the pool, she made a turn, and I fell off her back and she kept swimming. My teacher had to pull me out of the pool. After that happened I taught myself how to swim!

Diana: Pero a pesar de que Zandi aprendió a nadar, el océano todavía le resultaba ajeno. Y dado que vivía a seis horas de distancia de la costa, no era un lugar en el que pensara mucho. Pero, a los veintiocho años, el matrimonio de Zandi comenzó a desmoronarse… y es entonces cuando el océano irrumpió en su vida de forma inesperada.

Zandi: My husband came home one day and said he didn’t want to be married anymore. After that, I needed to go away and clear my mind. So I called the local travel agent. I told him how much money I had, and I asked where I could go for two weeks.

Diana: El agente de viajes sugirió Bali, una isla en Indonesia. Zandi hizo sus maletas y se montó en un avión unos días después.

Zandi: It was the first time that I left Africa by myself. But I was ready to go anywhere. The place didn’t matter, I just knew I needed to get away. When I arrived, I knew Bali was exactly what I needed. It was relaxing and far away from my stressful life.

Then one morning, I was riding my bicycle to the beach and I heard a man on the side of the road shouting, “Snorkel trip, snorkel trip, sign up here!” And I stopped my bike and thought, I’d always wanted to snorkel. So, I signed up for a trip that day.

Diana: A pesar de que había sentido curiosidad al respecto, Zandi nunca antes había practicado esnórquel, el buceo de superficie.

Zandi: When I got on the boat, the instructor told me to put on the snorkeling equipment. I just looked at everyone on the tour and did exactly what they did.

Diana: Se puso la máscara y aletas, o flippers.

Zandi: After I put on my mask and flippers, I climbed over the side of the boat and jumped in the water. And then I panicked, because I couldn’t touch the ground. I started screaming, “I’m drowning, I’m drowning!” The other people on the tour just looked at me. It was obvious that I wasn’t drowning because I was still able to scream. So, I told myself to calm down, and I started to float.

Diana: Después del ataque de pánico, Zandi decidió imitar al guía al milímetro, y muy pronto estaba observando el fondo del mar. Había anguilas, arrecifes de coral de color rosa brillante, amarillo y naranja, toneladas de conchas marinas, o seashells.

Zandi: It was incredible! The water was crystal blue, so you could see everything. There were lots of fish with vibrant colors. The wildlife was amazing! I swam to the bottom with my guide and picked up some small seashells. After that day, my relationship with the water changed, and I fell in love with the ocean.

Diana: Durante el viaje de esnórquel, Zandi se olvidó por completo de los problemas de su matrimonio. En el océano, nada de eso le importaba. Supo de inmediato que había descubierto un nuevo propósito en la vida.

Zandi: When I returned to South Africa, I wanted to be in the ocean all the time. I signed up for scuba lessons, and I even tried free-diving. Free-diving is a unique experience. You explore the ocean without an oxygen tank. You dive deep under the sea, but the best part is when you come up to breathe. You swim to the top of the water and take a deep breath. It makes me feel so present. When I’m free-diving, my mind is clear and all my worries disappear.

Diana: Una vez que Zandi descubrió el buceo libre, supo que eso era a lo que quería dedicarse. Así que se apuntó en un curso para convertirse en instructora. El entrenamiento duró unos días y requería mucho buceo de profundidad. Zandi tenía unos buenos pulmones y podía contener la respiración durante mucho tiempo, pero sumergirse tan hondo la llenaba de terror.

Zandi: To become a certified free-dive instructor, I had to be able to dive past 30 meters. But I usually started to panic when I reached 23 meters, and I had to swim back up. I tried and I tried, but I couldn’t dive past 23 meters.

Diana: Pero Zandi no estaba dispuesta a rendirse. Fue a una cantera cercana que se había llenado de agua y comenzó a bucear sin medir qué tan profundo iba.

Zandi: A few months later, I was on a dive, when I finally reached 34 meters. I did it! I officially became a free-dive instructor.

After I became certified, I found out that I was the first Black female free-dive instructor in the whole country. I had no idea that I was breaking barriers.

Diana: Aunque no sabía que estaba rompiendo barreras, o breaking barriers, Zandi era consciente de que no había mucha gente negra buceando. Así que decidió que iba a trabajar para cambiar eso.

Zandi: After that day, I decided to make the ocean more accessible for my community. Whether it’s free-diving, snorkeling, scuba diving, or just regular swimming, I was going to make sure that the ocean wasn’t a scary place for Black South Africans anymore.

Diana: En 2020, Zandi comenzó su propia organización sin ánimo de lucro, Black Mermaid Foundation, que traducido quiere decir “Fundación Sirena Negra”.

Zandi: When I was growing up, I never saw anyone like me in the ocean. And there still aren’t many Black people doing water activities like diving. I want to change that.

For my foundation, I travel to towns on the coast and work with the communities there. I take kids out into the sea, I give them a mask and a snorkel, and then I show them that the ocean is a magical place. For many people, it’s the very first time they’ve ever been in the ocean. I love seeing their happy faces. I hope that in 10 or 20 years, I won’t celebrate when I see a Black person in the ocean. It will just be…normal.

Diana: Zandi Ndhlovu vive en Ciudad del Cabo, Sudáfrica, cerca del océano. Además de dirigir su fundación, también ofrece clases de buceo e incluso está escribiendo su propio libro para niños para ayudar a que el océano sea más inclusivo.

La primera narradora, Jill Heinerth, sigue buceando en cuevas. En su próximo viaje explorará cuevas en el Océano Ártico en el norte de Canadá. Y con suerte pronto otro viaje a la Antártida.

Este episodio fue producido por Paige Sutherland, una periodista en Boston.

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“Relatos en inglés” es una producción de Duolingo y Adonde Media. Puedes seguirnos en Spotify o tu plataforma preferida. Yo soy Diana Gameros. Thank you for listening!

Créditos

Este episodio es una producción de Duolingo y Adonde Media.

Narradores y protagonistas: Jill Heinerth y Zandile (Zandi) Ndhlovu
Escritora del guión: Paige Sutherland
Editora de transcripción: Stephanie Joyce
Mezclado por y diseño de sonido: Samia Bouzid
Ingeniero en masterización: David De Luca
Gerente editorial: David Alandete
Productora asistente: Caro Rolando
Gerente de producción: Román Frontini
Productora ejecutiva: Martina Castro