Dos historias de personas que tuvieron papeles inesperados en Apolo 11, la primera misión espacial que llevó humanos a la luna…
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Transcripción
Diana: Era el 20 de julio de 1969, poco antes de las once de la noche. Jo Thompson estaba sentada en su sofá en Dover, Delaware, frente a un pequeño televisor en blanco y negro. Como otros cientos de millones de personas, Jo estaba esperando ver si, por primera vez en la historia, los humanos podrían caminar sobre la superficie de la luna. Así, vio en directo el descenso del módulo de aterrizaje lunar o lunar lander.
Jo: The reception on the television wasn’t good, but I could see the astronaut Neil Armstrong walk down the steps of the lunar lander.
TV Newsperson: “One small step for man. One giant leap for mankind.”
Jo: Then a second astronaut came down. It was amazing! It was the first time anyone walked on the moon! But I was also very worried.
Diana: Jo no solo estaba preocupada por los astronautas en general, sino también por sus trajes, en específico por sus guantes… porque Jo había ayudado a coserlos. Era la primera vez que los guantes estaban en el espacio, y nadie sabía si realmente protegerían a los astronautas.
Jo: I spent three years working on those gloves. During that time, we tested the gloves meticulously. But on the moon, anything could happen. A rock could tear the suit, and then the astronaut might never make it back home. It was scary, and I was so nervous.
Diana: Welcome, bienvenidos y bienvenidas a “Relatos en inglés”, un podcast de Duolingo. Soy Diana Gameros. En cada episodio podrás practicar inglés a tu propio ritmo, escuchando historias reales y fascinantes, contadas por las personas que las vivieron.
Los protagonistas hablan en un inglés sencillo y fácil de entender para quienes están aprendiendo el idioma. En cada capítulo, yo te acompañaré, para asegurarme de que entiendas todo.
Hoy, tenemos a dos protagonistas que desempeñaron papeles inesperados en la misión Apolo 11… la primera que llevó humanos a la luna.
Diana: Durante la mayor parte de los sesenta, Jo no pensó ni en la luna ni en los astronautas… En realidad, por aquel entonces no pensaba en nada de lo que sucedía en el resto del mundo. Acababa de ser mamá, y al terminar su jornada de trabajo como costurera, volvía corriendo a casa para cuidar a su hija.
Jo: In the spring of 1960…
President Kennedy: “We choose to go to the moon!”
Jo: …President John F. Kennedy announced that U.S. astronauts were going to go to the moon in less than ten years.
President Kennedy: “We choose to go to the moon in this decade and do the other thing…”
Jo: The goal was to get there before the Russians, who also wanted to get to the moon before anyone else. But I wasn’t really paying attention to the news at that time. And I had no idea that they were making the astronauts’ suits right here, in Dover.
Diana: Y Jo podría haber seguido sin prestar atención… si una amiga no le hubiera pedido un favor. La amiga quería que Jo la acompañara a pedir trabajo en el International Latex Company. Esa empresa estaba contratando mujeres para coser, o sew, trajes de astronauta… que se usarían en la misión Apolo 11. A Jo le gustó la idea y juntas se fueron a la fábrica.
Jo: We went into a big building that looked like a factory. My friend told the manager that she wanted a job, and he said that she had to take a sewing test. Then the manager looked at me and asked, “Are you here for a job too?” I said, “No, I already have one.” He told me that they really needed more workers and said I should take the sewing test too. So I did. We each sat at a sewing machine, and then he gave us instructions.
Diana: El examen fue duro. Tuvieron que coser en líneas rectas y en líneas curvas, y demostrar que podían hacer varios tipos de puntadas. También debían mantener las costuras exactamente a medio centímetro del pliegue de la tela. Jo sabía coser muy bien, porque lo había hecho la mayor parte de su vida. Y al final, la amiga de Jo reprobó… pero ella aprobó.
Jo: The manager said, “Tell your other boss that you’re quitting. You’ll start work here in two weeks.” I was surprised, but I was ready for a change. And the new job paid more! So I told my boss at the dress company that I was leaving, and then I started my new job.
Diana: Jo estaba ilusionada, pero a la vez tenía miedo. En aquel momento, nadie sabía cómo coser un traje de astronauta que protegiera a una persona en la luna. La empresa, International Latex Company, solía fabricar sujetadores y fajas, ¡no trajes espaciales! Así que este era un terreno totalmente inexplorado. Jo sabía que no podía permitirse el lujo de cometer errores.
Jo: They told us, “A man’s life will depend on this. You need to do your best work, because if the part you made fails, then an astronaut might die.” We heard this all the time.
Diana: A Jo le correspondió coser los guantes de los astronautas. Y trabajó directamente con un equipo de ingenieros para diseñarlos.
Jo: Usually, the engineers thought of ideas for the design of the gloves, and we sewed them. But sometimes, they came and sat next to us at our sewing machines. They wanted to see what we were doing because most of them knew nothing about sewing. So, we made prototypes of the gloves, and if we saw a problem, we told them. Then, they asked for suggestions or made a completely new design. The engineers worked hard to make the gloves perfect.
Diana: Como el resto del traje de astronauta, los guantes tenían que ser resistentes, pero flexibles. No podían tener fugas y debían tener un hueco para un montón de cables que iban a diferentes partes de la mano. Y no era solo un par de guantes. Cada astronauta necesitaba varios pares, cosidos a mano y todos a medida.
Jo: Most of the time, it was very difficult work. The sewing room was quiet because we had to work so slowly and carefully. We got molds of each astronaut’s hands, and we used them to make the gloves. Then, the gloves went to a lab, and they tested them to make sure that there weren’t any problems.
Diana: Después de cada prueba, los ingenieros y las costureras solucionaban los problemas que iban surgiendo y volvían a trabajar cada pequeño detalle para perfeccionar todavía más los guantes. De vez en cuando, los astronautas iban a medírselos…
Jo: When the astronauts came to try on the gloves, they talked to us and told us about their work. Sometimes they gave us signed photos, and we had cake together. Meeting the astronauts really helped me feel that my work was important. These men were going to wear the gloves I made to the moon, so I needed to make sure that they were perfect.
Diana: Las costureras e ingenieros continuaron perfeccionando los trajes hasta justo antes del lanzamiento. Finalmente, en la mañana del 16 de julio de 1969, los tres astronautas del Apolo 11 subieron a la cápsula que los llevaría a la luna… y el cohete despegó.
Jo: Everybody was really worried about everything. We were confident in our work, but we were still very nervous.
Diana: El viaje a la luna tomó cuatro días. En el momento del descenso, 650 millones de personas en todo el mundo sintonizaron para ver a los astronautas pisar la luna. ¡Eran los primeros humanos en hacerlo!
Jo: After they landed, I woke up my daughter. I said, “I want you to see this. There are men on the moon.” It was incredible! It was hard to believe that the gloves I saw on the television were once in my hands. To me, that was the most amazing part: that the gloves went from my hand to the moon. I thought, “Is this really happening?” I thought about all the hours in the sewing room, all of the work on the gloves, all of the changes. In the end, we did something amazing!
Diana: Esa noche, Jo durmió aliviada. La parte del viaje que más le preocupaba, había sido un éxito. Los guantes habían cumplido su función. Al día siguiente, los astronautas despegaron de la luna y regresaron a la Tierra. ¡Era un milagro, o miracle!
Jo: The moon landing was an engineering miracle. It was a big success for the nation. I had one small job, but I feel proud of what I did. I was able to help make history.
Diana: En otro rincón del mundo, Greg Force, de diez años, también siguió la llegada a la luna. Él y su familia vivían en la isla de Guam, que es un territorio de los Estados Unidos en el Pacífico. El papá de Greg trabajaba para la NASA; estaba a cargo de una estación en Guam que transmitía las comunicaciones desde los astronautas en el espacio a Control Central, o Mission Control. De vez en cuando, el papá de Greg le dejaba venir a escuchar esas comunicaciones.
Greg: It was so fascinating to know that Mission Control was talking to people who were in space. My dad had a speaker in his office, so I often sat there and listened to the astronauts talking to Mission Control. Most of it was a little bit boring. But if you listened in the morning, you could hear the music Mission Control played to wake up the astronauts. At that time, I really wanted to become an astronaut.
Diana: El día de la llegada a la luna, Greg estaba con su mamá, yendo a hacer la compra. Desde el estacionamiento encendieron la radio del auto mientras la nave espacial, que habían bautizado como El Águila, o The Eagle, descendía sobre la luna.
Greg: The astronauts were very calm and direct when they talked to Mission Control. There was no emotion in their voices. I didn’t really understand what was happening until they said, “The Eagle has landed.” Then we knew they were on the moon. It was just so cool. It was crazy to look up at the moon and know that people were there. And I thought to myself, if I become an astronaut, then I’ll be able to go there too.
Diana: Pero Greg no tenía idea entonces de que, solo tres días después, se vería involucrado en la misión Apolo 11 de una manera que nunca hubiera imaginado.
Greg: Three days later, the astronauts were traveling back to Earth and getting ready to land in the ocean. It was kind of a boring part of the mission because everyone was just waiting. Then, late in the evening, while I was watching TV with my mom and my brothers, we got a phone call. It was my dad calling from the station.
Diana: El papá de Greg les informó que había un problema con la antena parabólica de la estación que captaba las comunicaciones del espacio. Una de las partes que permitían que la antena girara se había roto, lo que impedía la comunicación con los astronautas durante el regreso a la Tierra.
Greg: Mission Control needed to talk to the astronauts when they were reentering the Earth’s atmosphere, to make sure they didn’t have any problems. And the station on Guam was the only one in the world that could communicate with them in those final moments. But the antenna at the station couldn’t move, and it would take a week to fix it. Unfortunately, they didn’t have that much time.
Diana: Los astronautas regresaban a la Tierra… al día siguiente. Así que al papá de Greg se le ocurrió una idea. Pensó: “Si pudiera untar grasa alrededor de la parte rota, para ayudar a evitar que la antena se atasque, entonces podría funcionar por más tiempo”. Pero había un problema: la única forma de acceder a la parte rota, era a través de un pequeño orificio de seis centímetros.
Greg: No one at the station could fit their arm in that hole. So my dad thought, “Well, I’ve got four sons.” My little brothers were still too young to understand what to do, and my older brother’s arm was too big. But my arm was small enough to fit. So, half an hour later, someone came to my house to take me to the station.
Diana: Al coche que llevaba a Greg le tomó media hora llegar a la estación, que estaba en la jungla, en un lugar muy remoto. Era un lugar oscuro y silencioso. La antena estaba sobre una plataforma elevada donde había varias personas.
Greg: I didn’t completely understand what was happening, but it was exciting. This was the first time my dad ever asked me for help. And it was late at night, so I knew it must be something important. As soon as we arrived at the station, I got out of the car and someone said, “Your dad is up there.” So we climbed up a big ladder to the antenna. My dad was very calm and professional. NASA workers like him never seemed stressed because they prepared for difficult situations. My dad had a problem, and he was going to fix it.
Diana: La parte rota era lo que se llama un cojinete, una bola de metal que permitía a la antena girar. El papá de Greg le mostró uno de repuesto, para que entendiera cómo era. Luego le explicó su tarea. Greg debía tomar un puñado de grasa, o grease, meter la mano en el orificio y untar la grasa alrededor del rodamiento.
Greg: My dad gave me a bunch of grease. It was messy, so, of course, I thought it was really cool. I took the grease and put my hand into the hole, which was a little bit bigger than my arm. I repeated this process two or three times, until my dad thought there was enough grease. Then he said, “OK, you need to go back home.” I had school the next day. So, I went home.
Diana: Esa noche, Greg en realidad no supo si su misión había tenido éxito o no. Al acabar, se fue directo a dormir. Pero más tarde se enteró de que gracias a su delgado brazo la antena había funcionado, al menos durante el resto de la misión.
Greg: The astronauts got back to Earth the next day. After they landed in the ocean, they got on a ship, and I remember seeing pictures of them waving from the windows.
Diana: Ocho días después de salir de la Tierra, los astronautas estaban de regreso. Y gracias a una antena en la isla de Guam, pudieron comunicarse con el Centro de Control durante todo el trayecto. La misión a la luna había sido un éxito enorme. Pero para sorpresa de Greg, los astronautas no fueron los únicos que aparecieron en las noticias.
Greg: A couple of days later, we started getting phone calls. We got a call from a relative in Europe. They heard about the 10-year-old boy who helped save the Apollo mission. My aunt who lived in Denver, in the state of Colorado, called and said, “Greg was on the news!” We were really surprised, because after the astronauts landed successfully, we didn’t think much about that night at the station. I just did what my dad asked me to do.
Diana: Greg creía que la prensa estaba exagerando su historia. Pero no fue la prensa la única que reconoció su papel en el Apolo 11. Unas semanas más tarde, Neil Armstrong, uno de los dos astronautas en pisar la luna, visitó la estación en Guam como parte de una gira mundial… y le dio las gracias en persona a Greg.
Greg: There were a lot of kids waiting at the station to meet Neil Armstrong. I brought a newspaper article about me fixing the antenna. And when I met Neil Armstrong, I shook his hand, then I asked him if he could sign the article. He wrote, “Thanks for your help, Greg.” And I felt special. Neil Armstrong met a lot of kids that day, but I was the only one who helped him come back to Earth.
Diana: Greg Force es un preparador físico que vive en Greenville, Carolina del Sur.
La primera narradora, Jo Thompson, es una costurera jubilada que vive cerca de Dover, Delaware.
Este episodio fue producido por Samia Bouzid, una productora de podcasts que vive en Philadelphia.
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“Relatos en inglés” es una producción de Duolingo y Adonde Media. Puedes seguirnos en Spotify o tu plataforma preferida. Yo soy Diana Gameros. Thank you for listening!
Créditos
Este episodio es una producción de Duolingo y Adonde Media.