In one of the poorest neighborhoods of Buenos Aires, a soccer coach helps girls fight for their right to play, building a feminist soccer league that becomes an example of inclusion in sports.
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Transcript
Martina: A quick note before we begin. Today’s story comes from Argentina and it’s told by Mónica Santino. Please note that you’ll be hearing Mónica speak in an Argentine accent. Often the LLs and Ys are pronounced with a "sh" sound, for instance, instead of saying “es algo muy importante en todas las villas,” Mónica says: “es algo muy importante en todas las villas.”
Also, similar to some other Spanish-speaking countries, the S is often aspirated. That means you'll hear an "h" sound rather than the typical “s” sound in some words such as “nuestra,” “teníamos un diario que se llamaba La Nuestra.”
Martina: In december of 2007 a group of girls gathered in the middle of a neglected soccer field. It was in Villa 31, one of the poorest neighborhoods in Buenos Aires. The girls and their coach, Mónica Santino, were early for their soccer practice. They were anxious because their decision to come and play on this field today was an act of defiance.
Mónica: En Argentina, todos los chicos juegan al fútbol. Es una forma de inclusión; es algo muy importante en todas las villas.
Martina: A villa, or “villa” is a type of shantytown found in Argentina, mostly around the largest urban settlements.
Mónica: Pero en las villas, como en el resto de la sociedad, el fútbol es un juego solamente para hombres. Eso es algo muy machista. Nosotras queríamos jugar, pero el problema era que los chicos no nos daban lugar en el campo de fútbol.
Martina: Minutes after the girls took the field, male players started showing up. To them, the field was theirs. Which meant the girls had to leave. But Mónica asked her players to stay put.
Mónica: A diferencia de las otras veces, nosotras no nos movimos. Estábamos cansadas de no poder jugar. A partir de ahora, íbamos a defender nuestros derechos. Nos quedamos allí, sin movernos, listas para jugar.
Martina: At first, the men started to laugh. Then, they told Mónica and her team to get out of the way. But the girls stayed on the field, passing the ball back and forth.
Mónica: Estábamos muy nerviosas, pero no lo demostramos. Las chicas seguían haciendo ejercicios y yo seguía dándoles instrucciones. Estábamos muy determinadas y no nos íbamos a mover de ahí.
Martina: For a moment, things seemed relatively calm. But then, the men intercepted the balls that the girls were kicking around, and they started throwing them violently back at the girls.
Mónica: Los chicos nos empezaron a tirar las pelotas con mucha agresividad. Pero eso no fue lo peor. De repente, empezaron a tirarnos piedras. Nosotras teníamos que ser fuertes y resistir porque no nos queríamos ir. Queríamos hacerles ver que el fútbol también era para las mujeres.
Martina: Bienvenidos and bienvenidas, welcome to the Duolingo Spanish Podcast. I’m Martina Castro.
Every episode, we bring you fascinating true stories, to help you improve your Spanish listening, and gain new perspectives on the world. The storyteller will be using intermediate Spanish and I’ll be chiming in for context in English. If you miss something, you can always skip back and listen again — we also offer full transcripts at podcast.duolingo.com.
Martina: The story behind that standoff in Villa 31 begins back in 1976. When a group of small children, no more than 9 years old, were playing soccer with makeshift goals, or arcos in Argentinian Spanish. They weren’t on a field, but on a paved street in a neighborhood in Buenos Aires. They were all boys — except for one girl: Mónica Santino.
Mónica: Jugábamos con una pelota de goma y usábamos piedras para delimitar el espacio de los arcos. Yo jugaba con shorts, zapatos deportivos y una camiseta cualquiera porque, en aquellos tiempos, solo los chicos usaban las camisetas de fútbol.
Martina: Not a lot of other girls played soccer. In her community, Mónica was the only one.
Mónica: Mi familia y mis amigos decían que yo era una chica “poco femenina”, pero a mí no me importaba. Yo era fanática del fútbol, pero no solo me gustaba verlo sino también jugarlo.
Martina: In Argentina, there are very few homes without at least one soccer fan. Mónica’s house was no exception, and even included a few soccer fanatics.
Mónica: Mi abuelo, Carmelo, y mi papá, Raúl, siempre hablaban de fútbol. Ellos eran fanáticos del equipo Vélez. Es un club grande que juega en la primera categoría de la liga de fútbol argentino. Todos los domingos íbamos a ver sus partidos.
Martina: As a kid, Mónica didn’t feel like her friends treated her differently for being the only girl who played soccer. But when she became a teenager, things changed.
Mónica: En las reuniones de familia, el fútbol siempre era tema de conversación. Pero cuando yo decía que me encantaba jugar, mi abuelo se enojaba y decía que eso era “raro” y “poco femenino”. Él no estaba de acuerdo con mi pasión y eso me hacía sentir muy triste.
Martina: But Mónica wanted to continue playing.
Mónica: Por esta razón, empecé a estudiar educación física. A finales de 1988 me inscribí en la escuela de fútbol femenino del equipo de River. Era un equipo amateur.
Martina: River is one of the most popular soccer teams in Argentina. Like many professional teams in Latin America, it has its own soccer school and professional coaches, or entrenadores. River even has a soccer school for women, which is rare...but the female players have never had a dedicated place to practice.
Mónica: Las chicas éramos víctimas de una discriminación generalizada en el club. Como éramos mujeres, no teníamos derecho a tener nuestro propio espacio para practicar. A los hombres no los trataban así. Ellos tenían campos asignados, entrenadores profesionales y horarios definidos… nosotras no, pero nada de eso me iba a parar porque yo quería jugar.
Martina: The club didn’t even give the female players jerseys or equipment. They had to pay for everything themselves.
Mónica: ¡Ni siquiera nos daban agua en los entrenamientos! Eso fue muy frustrante para mí. Durante ese mismo período, yo salí del closet y me uní a una asociación que defendía los derechos LGBTQ. Yo me dediqué exclusivamente a ese movimiento y no tenía tiempo para jugar al fútbol.
Martina: For the next ten years, Mónica focused all her attention on fighting for the rights of Argentina’s LGBTQ community. She was part of a group that organized marches, protests, and meetings. She set soccer aside for a while to do this work. But she missed it.
Mónica: Un día, después de una reunión política en 1998, vi un papel en la pared que decía: “Escuela de fútbol femenino”. Yo sentía que eso era algo que no había completado en mi vida. Ese papel fue como un recordatorio. Yo ya tenía más de treinta años y nadie me podía impedir jugar al fútbol.
Martina: Mónica showed up excited for the first practice. It was in a warehouse and she was surprised by how many women she saw.
Mónica: Había aproximadamente treinta mujeres en el grupo. Yo no las conocía, pero nos hicimos amigas inmediatamente. Los entrenamientos eran dos veces a la semana con Cristian, nuestro entrenador. Yo aprendí muchas cosas de él. Él fue el primero que me enseñó que el fútbol no es solamente patear la pelota, sino que también hay diferentes tácticas de juego.
Martina: Mónica had a day job at a computer repair shop, but what she was really passionate about was soccer.
Mónica: En aquellos tiempos, la Asociación del Fútbol Argentino había inaugurado los torneos de fútbol femenino. No eran campeonatos profesionales, pero por lo menos teníamos un campo de verdad para jugar. Comenzamos a entrenar en el campo del club All Boys, que era mucho mejor que nuestra cancha.
Martina: All Boys, which uses the English version of its name, is a minor league soccer team in Argentina. It’s one of the oldest, founded in 1913.
Mónica: En Argentina, muchos clubes de fútbol comenzaron como grupos de chicos que se reunían a jugar. All Boys es un club que se creó en 1913. Todos los fundadores del club eran hombres porque, en el pasado, el fútbol era exclusivamente para chicos. Pero los tiempos habían cambiado y los All Boys nos dejaron a nosotras, un equipo de fútbol femenino, jugar en su club, aunque nosotras debíamos pagar por todo.
Martina: With access to the nicer field at the All Boys Club, Mónica’s team got ready for the women’s soccer tournament. The day of their first game, their coach told them: “Give it your all!” Then, it was time to head into the stadium. It was the team’s first time playing on a professional soccer field.
Mónica: Yo era la capitana del equipo. Iba primera en la fila con la pelota en la mano. Subimos unas escaleras, caminamos por un pasillo y salimos al campo. Sentí que la adrenalina y los nervios me recorrieron todo el cuerpo. ¡Pero, eran nervios de los buenos!
Martina: To the team’s disappointment…there was almost no one in the stands or gradas. Women’s soccer just didn’t draw the same kinds of crowds that men’s soccer did.
Mónica: Yo estaba muy contenta jugando, pero me sentía triste cuando veía las gradas vacías porque el fútbol femenino no era tan popular. Nuestro equipo no ganó el campeonato, quedó en cuarto lugar, pero eso fue un buen resultado para nosotras.
Martina: After the tournament, Mónica knew she had to come up with a different plan if she wanted to stay involved in the world of women’s soccer. It was no longer feasible for her, or her teammates, to keep funding it themselves.
Mónica: Yo hablaba mucho sobre tácticas de fútbol con Cristian, nuestro entrenador. Él insistía y me decía que tenía que estudiar para ser entrenadora. En aquellos tiempos, solo había una entrenadora mujer en todo el país. Me olvidé de mis miedos y comencé un curso para estudiar fútbol. ¡Mi objetivo era entrenar a equipos femeninos!
Martina: On her first day of class at the coaching school, Mónica sat in the first row. Everyone around her was whispering....but no one talked to her. She was the only woman in the class and she felt totally alone.
Mónica: Yo me sentía como un fantasma. Nadie me miraba, nadie me hablaba, y eso me hacía sentir muy triste.
Martina: Three months in, on a Saturday, they had a hands-on class, where everyone had to play soccer. Nobody wanted Mónica on their team.
Mónica: Cuando mis compañeros me vieron jugar, no lo podían creer porque yo jugaba muy bien. ¡Y claro que sí! Yo era prácticamente una jugadora profesional. Esa fue la primera vez que sentí su respeto. Después de ese día, empecé a tener una buena relación con ellos, pero al principio, fue muy difícil para mí.
Martina: Mónica remained committed to her goal of becoming a coach, or DT, short for directora técnica — technical director.
Mónica: Yo quería convertirme en DT para promover el fútbol femenino y que las chicas no tuvieran que vivir lo mismo que yo viví. ¡Yo quería ver a más y más mujeres jugando fútbol!
Martina: After she graduated, Mónica took a job coaching for a government-run program for women who were socially vulnerable, like domestic violence survivors and women in extreme poverty. The mission of the program was to teach leadership and teamwork skills through soccer.
Mónica: En las zonas pobres, las mujeres querían jugar al fútbol, pero no tenían canchas. El único deporte para las mujeres en los clubes era el patinaje artístico. Esa experiencia me ayudó a sentirme empoderada como DT. También me ayudó a mirar el fútbol con una perspectiva de género.
Martina: Mónica soon made a name for herself among the few women’s teams and eventually got recruited to coach a new group, in Villa 31. She trained young girls in a vacant lot in the neighborhood. The field was made of dirt and full of rubble…there wasn’t even a fence. But the girls Mónica coached were just happy to play.
Mónica: El fútbol es el corazón de los barrios populares. Si ponés la oreja en el suelo de la cancha, se siente el latido del corazón del barrio. En las comunidades más pobres y necesitadas, el fútbol es sinónimo de vida, alegría, esperanza y diversión.
Martina: Villa 31 sits in the center of Buenos Aires. Forty thousand people live there, in ten thousand dwellings that lack basic public services like water and sewage. Most of the houses are made of brick and cement, with roofs of corrugated metal. Ten or fifteen people might live in one single house.
Mónica: Algunos de los futbolistas más famosos del país, como Diego Maradona y Carlos Tévez, comenzaron a jugar en los barrios pobres del país. Ahora, ellos son famosos en todo el mundo. ¿Por qué no salían grandes jugadoras de estas comunidades? Mi objetivo era cambiar esa realidad.
Martina: Mónica knew that if she was going to make soccer more popular among girls and women in the neighborhood, she needed to gain their trust.
Mónica: Yo quería conocer a las chicas y hacerles ver que yo de verdad quería trabajar ahí. Por eso, yo iba todos los martes y jueves a las seis de la tarde, sin importar el clima. Con lluvia o con sol, yo siempre estaba ahí.
Martina: But quickly, Mónica realized these girls needed somewhere better to train. Their current situation was problematic, to say the least.
Mónica: Los días de práctica solo nos daban un espacio muy pequeño dentro de la cancha para jugar porque los chicos ocupaban el otro 90% del campo. Eso era lo mismo que me pasaba a mí cuando jugaba en River o en All Boys.
Martina: In addition to training, Mónica started a series of informal gatherings after practice. It was a way to get to know each other and bring the group closer together.
Mónica: Todos los jueves, después del entrenamiento, nos reuníamos para hablar. Luego, decidimos organizar los primeros eventos sobre género y feminismo. Las chicas tenían que sentirse más empoderadas y conocer sus derechos.
Martina: The gatherings made the group stronger, on the field and off. They grew from 15 members to 30. Word got around the neighborhood that a coach had started an all-girls team.
Mónica: Así fue como después de un año sin tener cancha propia, entrenando en una pequeña porción del campo, dijimos: “¡Basta!”. Queríamos el uso exclusivo de la cancha todos los martes y jueves de seis a ocho de la tarde.
Martina: That’s when Mónica and her players staged their informal protest…and were attacked by the male players in the neighborhood. Despite the aggressions they suffered, Mónica and her players continued to resist...until finally the men gave up. It was a major triumph for them.
Mónica: Ese día nos sentimos muy mal y tuvimos miedo, pero sabíamos que esa era la única manera de obtener algo. En un barrio hay que ocupar un espacio para poder decir que es tuyo. Por primera vez, teníamos toda la cancha para nosotras. ¡Así comenzó nuestro equipo! Y en ese momento también nació un espacio de apoyo, activismo y amistad.
Martina: They were the first all-girls team to train in Villa 31. And now, they needed a name.
Mónica: Cuando yo era jugadora, mis compañeras y yo teníamos un diario que se llamaba “La Nuestra”. En ese diario escribíamos la poca información que había sobre el fútbol femenino. Por eso, tuvimos la idea de llamar a nuestro equipo “La Nuestra Fútbol Feminista”.
Martina: The name “La Nuestra” literally means “the one that belongs to us.” Mónica and her players are more than a team of individuals. They’re focused on using soccer as a way to give women and girls more opportunities in Argentina.
Mónica: Yo creo que el fútbol es un camino hacia la libertad. Cuando el feminismo se hizo popular en Argentina, el movimiento y el deporte se unieron en un canto muy fuerte.
Martina: In 2019, Mónica and La Nuestra became key players in the creation of a professional women’s soccer league in Argentina. That same year, she and some of the women from Villa 31 traveled to France to watch the Women’s World Cup in person. For many of them, it was their first time on an airplane.
Mónica: La Nuestra fue una experiencia increíble para mis compañeras y para mí. Vivimos, junto a las jugadoras, unas semanas únicas, llenas de fútbol y amistad.
Martina: Mónica Santino and her team live in Buenos Aires. During the 2020 pandemic, since they couldn’t train or play, they invested their time helping bring food to their affected neighbors in Villa 31. Mónica has also taken part in a TV series about La Nuestra and women’s soccer in Argentina.
This story was produced by Tali Goldman, a journalist and writer from Buenos Aires.
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Martina: Here’s Vedika, from India:
Vedika: Hi, I'm Vedika from India. And I really loved the episode The Art of Coffee. I think it was especially relevant to me because my mother's family is from the coffee producing district in India, Coorg. And it was enlightening to know that coffee can be such a science and art. So thank you. I really, really enjoyed the episode. Extremely inspiring!
Martina: Thank you Vedika!
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The Duolingo Spanish podcast is produced by Duolingo and Adonde Media. I’m the executive producer, Martina Castro. ¡Gracias por escuchar!
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This episode was produced by Duolingo and Adonde Media.